jueves, 25 de noviembre de 2010

El Concilio de la unidad católica de España.




En la mañana del 8 de mayo del año 589 se fraguó oficialmente la "unidad católica de España". Esa fecha en la que comenzó el Tercer Concilio de Toledo significó mucho ya que la historia gloriosa de España comenzó allí a coger forma. Esa unidad católica duró exáctamente 1.280 años hasta que fue "asesinada
-en frase feliz de Menéndez Pelayo- por 163 votos contra cuarenta" el 5 de junio de 1869, fecha de la aprobación de la primera constitución considerada "democrática" y que promulgaba la libertad de culto, en pleno envite liberal.
Por lo tanto, se puede considerar el 8 de mayo del año 589 una de las efemérides más importantes de nuestro calendario histórico. Recaredo, primer rey católico, convocó en Toledo a todo el episcopado del reino y delante de ellos hizo profesión pública de fidelidad a la Santa Madre Iglesia en nombre del pueblo (godos y suevos). El Rey cortó cualquier nexo de unión con las herejías dominantes hasta entonces.
Lo que nos queda de ese día son las actas del propio concilio que describen perfectamente por sí solas lo que allí se vivió y pasó.

"Presente está aquí -decía el rey ante los obispos- la ínclita nación de los Godos, estimada por doquier por su genuina virilidad, la cual separada antes por la maldad de sus doctores de la fe y la unidad de la Iglesia Católica, ahora, unida a mi de todo corazón, participa plenamente en la comunión de aquella Iglesia que recibe con seno maternal a la muchedumbre de los más diversos pueblos y los nutre de sus pechos de caridad, y de la cual se dice por boca del profeta: "Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos".

Y allí estaba también presente -decía el rey- "la incontable muchedumbre del pueblo de los Suevos, que con la ayuda del Cielo sometimos a nuestro reino y que, si por culpa ajena fue sumergida en la herejía, ahora ha sido reconducida por nuestra dililgencia al origen de la verdad". Recaredo ofrecía a Dios "como un santo y expiatorio sacrificio, estos nobilisimos pueblos que por nuestra diligencia han sido ganados para el Señor". El párrafo termina así: "Y así como por disposición divina nos fue dada a nosotros traer estos pueblos a la unidad de la Iglesia de Cristo, del mismo modo os toca a vosotros instruirlos en los dogmas católicos, para que instruidos totalmente con el conocimiento de la verdad, sepan rechazar acertadamente el error de la perniciosa herejía y conservar por la caridad el camino de la verdadera fe, abrazando con deseo coda día más ardiente la comunión de la Iglesia católica".

El episcopido nombró a Recaredo "Conquistador de nuevos pueblos para la Iglesia Católica" y continuaron diciendo: "¿A quién ha concedido Dios un mérito eterno, sino al verdadero y católico rey Recaredo? ¿A quién la corona eterna, sino al verdadero y ortodoxo rey Recaredo?".

También el Rey y su mujer, la reina Bado, profesaron públicamente la fe católica:
"Yo Recaredo, rey, reteniendo de corazón y afirmando de palabra, esta santa y verdadera confesión, la cual idénticamente por todo el orbe de la tierra la confiesa la Iglesia católica, la firmé con mi mano derecha con el auxilio de Dios. -Yo Bado, reina gloriosa, firmé con mi mano y de todo corazón, esta fe que creí y admití".

Es evidente y obvia la importancia de tamaña fecha, la católica España, que habría de abrir numerosísimas trincheras en nombre de la Santa Madre Iglesia, es adoptada como hija y pilar fundamental de la fe católica. ¿Qué queda hoy de todo ello?

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