viernes, 19 de noviembre de 2010

Esa traición, denominada "transición".



El cambio progresivo que ha sufrido España en los últimos 30 años no es fruto del azar. El sistema nacido del proceso constituyente de 1978 ha provocado que la nación que presumía de ser el bastión de la civilización occidental y la reserva espiritual de la cristiandad ahora es la primera en apostatar de su fe y renegar de toda su identidad. La España de hoy es bastante diferente a la de 1975, y digo ese año porque fue el último del régimen de Francisco Franco. A partir de su muerte todo cambió.
Juan Carlos I sucedió a Franco como estaba previsto en la Ley de Sucesión. Lo que en un principio iba a ser una tímida "reforma" de la estructura del Estado pasó a ser una ruptura en toda regla con todo el sistema político heredado de los tiempos de Franco, y por tanto una ruptura con los principios que inspiraron el resurgir de España el 18 de julio de 1936.
La denominada "Ley para la Reforma Política" de 1977 aprobada por las Cortes generales, en un ejercício suicída heroico, y sometida a votación popular más tarde, fue la llave que permitió la ruptura política con la España de Franco y el nacimiento de una nueva realidad, la que sufrimos hoy en día.
La pregunta del millón básicamente es qué les pasó por la mente a la mayoría de procuradores, que ocupaban sus escaños desde el franquismo, para que se dejasen estafar de esa forma y autorealizarse un "hara-kiri" sin precedentes en la historia universal. Eso pasó y a eso se debe la situación actual.
Por ello, la culpa de lo que pasa hoy en España, lo que sufrimos hoy en día y de lo que tanto nos quejamos, viene de esa traición en toda regla a los principios inspiradores del Movimiento nacional. La mayoría de procuradores que aprobaron la citada ley en 1977 tuvieron que cargar desde entonces en sus espaldas con la traición y el remordimiento de dejar la puerta abierta a los que quieren, desde siempre, destruir España. La llave de España está ahora en manos de los enemigos tradicionales de España, esos que el Caudillo ya nos advirtió en su testamento político:
"No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta."
Y tan alerta... dentro del propio régimen ya surgieron los denominados "reformistas" que no eran otra cosa que los que luego desmantelaron desde su posición privilegiada toda una época de progreso y de orden político. Es cierto que al cerrarse la fría losa de granito de la tumba de Francisco Franco el 23 de noviembre de 1975 se cerró con ella toda una época en la historia de España. Esa España, que costó tantos caídos durante la Cruzada y tanto esfuerzo durante la paz, quedó desmantelada de un plumazo. Hoy tenemos a diario cosechados los frutos de esa traición disfrazada de reforma.

2 comentarios:

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  2. Totalmente de acuerdo, lo suscribo a mis actuales 55 años de edad. Víctima de la separación de mis padres y la desintegración de la familía, fuí engañado por la traición durante los primeros 10 o 15 años pero, progresivamente, me fuí dando cuenta de que clase de "régimen" se había impuesto en nuestra amada Patria, desde ciertos poderes internacionales aunque con la colaboración de los traidores nacionales.
    Seguramente en el Movimiento no todo era perfecto y siempre podría ser mejorado, ¡ cómo no, pues era obra humana !, pero desde luego manifestaba y defendía los verdaderos valores que hoy están pervertidos o destruidos.

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