sábado, 27 de noviembre de 2010

España será católica o no será.



HOMILÍA VALIENTE DEL 19 NOVIEMBRE DE 2010 EN SANTA GEMA


FRANCO Y JOSÉ ANTONIO SON ESPAÑA. Franco, el soldado heroico, José Antonio, el mártir heroico, son España. Es cierto que España es mucho más grande que ellos, pero no es menos cierto que ellos nos devolvieron España, la España de siempre, la España inmortal. De una forma especial quiero agradecer al Caudillo invicto el estar hoy aquí con vosotros, el ser sacerdote católico y tener la posibilidad de celebrar el Santo Sacrificio de la Misa porque fue él quien salvó a la Iglesia Católica del exterminio. Y junto a él, José Antonio quien dio vida a la idea y a todos los caídos que la rubricaron con su sangre.


La Católica España, la TRINCHERA INVENCIBLE DE CRISTO REY, está recibiendo los golpes más virulentos de Satanás y de sus servidores. La España que fundó su unidad nacional en la FE CATÓLICA con el III Concilio de Toledo (586). La España que derrotó y reconquistó al Islam esta bendita “tierra de María”, como la definió Juan Pablo II. La España que evangelizó, que dio a luz DESANGRÁNDOSE a todo un continente entero y cuyos misioneros llevaron la Cruz de Cristo hasta los confines de la tierra.


La España luz de Trento, martillo de herejes, cuna de santos. La España que derrotó a la media luna en Lepanto salvando a la Cristiandad de una nueva invasión islámica. La España que luchó y venció; primero a la revolución religiosa de Lutero, después a la revolución política del liberalismo, tanto progresista (jacobino), como conservador (girondino) que fue exportada por Napoleón. Y por último, la España que derrotó la revolución social del comunismo ateo, la Internacional Socialista y la masonería, el mayor enemigo de Nuestra Santa Madre la Iglesia.


Comprendéis por qué precisamente en España el golpe que Satanás debía descargar debía ser más fuerte que en ningún otro lugar. Ahora aparentemente, PARECE, que finalmente hemos sido vencidos por la revolución sexual, por la cultura, o mejor dicho, por la anticultura del mayo del 68 francés. Pero como diría Santa Teresa de Jesús: “La verdad padece, pero no perece”.
Cuando hoy escucho a personas que sostienen los mismos ideales de Dios y España por los que combatieron y murieron Franco y José Antonio, leyendo entrelineas veo tristeza honda y MUY POCA ESPERANZA. Pidamos al Señor y a la Virgen Santísima el valor, el coraje y la fortaleza de estos dos grandes hombres que no escatimaron sacrificios y que no se guardaron nada para sí mismos inmolando sus personas por completo en el altar del sacrificio a la fe y la Patria.


No vengo hoy a echar incienso a Franco y a José Antonio, no vengo a presentaros sus personas a la ADMIRACIÓN, de sobra son conocidos por todos los aquí presentes. Vengo a proponerlos a la IMITACIÓN. La situación en que los primeros días de la Cruzada de Liberación dejaban a las Fuerzas Nacionales era prácticamente desesperada en comparación con toda la superioridad de las hordas marxistas. Pero fue la FE CIEGA en la VICTORIA la que hizo que estos dos hombres empuñaran la bandera de la Tradición Española más pura y que tras ellos otros muchos, como un solo hombre, siguieran sus huellas de valor, heroísmo sin medida y de sangre.


No es en los en la superioridad de los medios en lo que tenemos que cifrar la esperanza del triunfo, sino en la SANTIDAD DE LA CAUSA que defendemos. Esto, ellos lo tuvieron muy claro. ES DIOS QUIEN DA LA VICTORIA, no nuestras armas. Recordad la Historia de Gedeón, que con un puñado de hombres venció a un ejército inmenso, recordad la victoria de Israel contra los amalecitas por la oración de Moisés, y más cercanos a nosotros recordad la gesta de Bailén o la defensa del Alcázar de Toledo y tantas otras. Y es que la historia se repite porque “la verdad padece pero no perece”.


“Él debe reinar” (1ª Cor 15,25), el Señor tiene que reinar. Lo necesitamos más que nunca ante el dantesco horizonte actual, ante el GROTESCO SUICIDIO de la civilización occidental, ante la apostasía de la antigua Cristiandad, por “los amarguísimos frutos que este alejarse de Cristo por parte de los individuos y de las naciones ha producido con tanta frecuencia y durante tanto tiempo” (Quas Primas n.24).


Cuando los hombres pretender traer el cielo a la tierra, lo que acaban trayendo es el INFIERNO más cruel, precedido de montañas de cadáveres, de destrucción y de persecución a la Iglesia hasta su aniquilación. Todo tiene su raíz en la Encarnación, porque el cristianismo es la Religión del Dios que se hace hombre, y frente a ella se alzan desafiantes; la religión del dios que NO se hace hombre, del Dios que no interviene ni en el mundo ni en la vida y se desentiende de nosotros –el deísmo de la ilustración, el naturalismo cuyo hijo en política es el liberalismo-; y la religión del hombre que se hace dios –el socialismo, el comunismo y la democracia- que conduce necesariamente al laicismo, como podemos ver que ocurre en nuestra Patria al sustituir la Voluntad de Dios por la voluntad del hombre. Qué cierto es que todo error político, en el fondo, no es más que un error teológico. Escuchemos al Santo Padre Pio XI: “Desterrados Dios y Jesucristo de las leyes y de la gobernación de los pueblos, y derivada la autoridad, no de Dios, sino de los hombres, hasta los mismos fundamentos de la autoridad han quedado arrancados, una vez suprimida la causa principal” (n.16).


Nuestros mártires y héroes pelearon y murieron por hacer realidad la promesa del Corazón de Jesús grabada a sangre y fuero en el Cerro de los Ángeles: “Reinaré en España”. A los que nos encontramos aquí reunidos nos mueve un fortísimo impulso interior, suscitado por el Espíritu Santo, como el que sintieron aquellos hermanos nuestros en la fe, cuando expectantes se reunían por millares en la explanada de Clermont a finales del siglo XI (1095). Cuando escucharon la convocatoria del Papa a la Cruzada le respondieron con un clamor unánime: “¡Dios lo quiere!” y tomando la espada marcharon a la lucha en defensa de la Cruz de Cristo.


La situación actual no admite términos medios, por eso hoy, desde aquí, en nombre de Cristo Rey y por la sangre de todos nuestros mártires y caídos por Dios y por España os convoco a proseguir con la Cruzada, con el espíritu de la Cruzada que es un espíritu de ESPERANZA, de FE CIEGA en la VICTORIA que Dios NOS QUIERE DAR. Nos van a perseguir con más saña hasta intentar por todos los medios nuestra más completa aniquilación pero: “No tengáis miedo”, nos repetía incansablemente el Vicario de Cristo en la tierra, Juan Pablo II… ¡no tengáis miedo!, también os repito yo hoy. LUCHAMOS POR EL SEÑOR, luchamos por el Señor… Por la fe y por la Patria, por el Altar y por la Familia. ¡Dios lo quiere! Va por Ti Dios Nuestro, somos tus soldados y sabemos que ante Ti nunca seremos héroes anónimos.


Nos encomendamos a la intercesión poderosa de la Virgen Inmaculada, María Santísima y de todos los “que hacen guardia sobre los luceros” para que nos bendigan, nos defiendan y fortalezcan para seguir honrando, para seguir IMITANDO a los que nos precedieron combatiendo, siempre “inasequibles al desaliento”, por Dios y por España. Así sea.

Gabriel Calvo Zarraute

jueves, 25 de noviembre de 2010

El Concilio de la unidad católica de España.




En la mañana del 8 de mayo del año 589 se fraguó oficialmente la "unidad católica de España". Esa fecha en la que comenzó el Tercer Concilio de Toledo significó mucho ya que la historia gloriosa de España comenzó allí a coger forma. Esa unidad católica duró exáctamente 1.280 años hasta que fue "asesinada
-en frase feliz de Menéndez Pelayo- por 163 votos contra cuarenta" el 5 de junio de 1869, fecha de la aprobación de la primera constitución considerada "democrática" y que promulgaba la libertad de culto, en pleno envite liberal.
Por lo tanto, se puede considerar el 8 de mayo del año 589 una de las efemérides más importantes de nuestro calendario histórico. Recaredo, primer rey católico, convocó en Toledo a todo el episcopado del reino y delante de ellos hizo profesión pública de fidelidad a la Santa Madre Iglesia en nombre del pueblo (godos y suevos). El Rey cortó cualquier nexo de unión con las herejías dominantes hasta entonces.
Lo que nos queda de ese día son las actas del propio concilio que describen perfectamente por sí solas lo que allí se vivió y pasó.

"Presente está aquí -decía el rey ante los obispos- la ínclita nación de los Godos, estimada por doquier por su genuina virilidad, la cual separada antes por la maldad de sus doctores de la fe y la unidad de la Iglesia Católica, ahora, unida a mi de todo corazón, participa plenamente en la comunión de aquella Iglesia que recibe con seno maternal a la muchedumbre de los más diversos pueblos y los nutre de sus pechos de caridad, y de la cual se dice por boca del profeta: "Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos".

Y allí estaba también presente -decía el rey- "la incontable muchedumbre del pueblo de los Suevos, que con la ayuda del Cielo sometimos a nuestro reino y que, si por culpa ajena fue sumergida en la herejía, ahora ha sido reconducida por nuestra dililgencia al origen de la verdad". Recaredo ofrecía a Dios "como un santo y expiatorio sacrificio, estos nobilisimos pueblos que por nuestra diligencia han sido ganados para el Señor". El párrafo termina así: "Y así como por disposición divina nos fue dada a nosotros traer estos pueblos a la unidad de la Iglesia de Cristo, del mismo modo os toca a vosotros instruirlos en los dogmas católicos, para que instruidos totalmente con el conocimiento de la verdad, sepan rechazar acertadamente el error de la perniciosa herejía y conservar por la caridad el camino de la verdadera fe, abrazando con deseo coda día más ardiente la comunión de la Iglesia católica".

El episcopido nombró a Recaredo "Conquistador de nuevos pueblos para la Iglesia Católica" y continuaron diciendo: "¿A quién ha concedido Dios un mérito eterno, sino al verdadero y católico rey Recaredo? ¿A quién la corona eterna, sino al verdadero y ortodoxo rey Recaredo?".

También el Rey y su mujer, la reina Bado, profesaron públicamente la fe católica:
"Yo Recaredo, rey, reteniendo de corazón y afirmando de palabra, esta santa y verdadera confesión, la cual idénticamente por todo el orbe de la tierra la confiesa la Iglesia católica, la firmé con mi mano derecha con el auxilio de Dios. -Yo Bado, reina gloriosa, firmé con mi mano y de todo corazón, esta fe que creí y admití".

Es evidente y obvia la importancia de tamaña fecha, la católica España, que habría de abrir numerosísimas trincheras en nombre de la Santa Madre Iglesia, es adoptada como hija y pilar fundamental de la fe católica. ¿Qué queda hoy de todo ello?

sábado, 20 de noviembre de 2010

Mi General.



Pido perdón a todos, como de corazón perdono a cuantos se declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera por tales. Creo y deseo no haber tenido otros que aquellos que lo fueron de España, a la que amo hasta el último momento y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida, que ya es próximo.

Quizás este sea una de las partes más bellas del Testamento del Generalísimo Francisco Franco, redactado a mediados de octubre de 1975, un mes antes de su ya anunciado pase a la Eternidad, y que lo hizo él mismo, encerrado en su despacho del Palacio de El Pardo, cuando veía ya que su fin estaba cercano. Como podemos apreciar si leemos el documento detenidamente (pasa lo mismo con el discurso fundacional de Falange Española en 1933 en el teatro de La Comedia), el texto en sí tiene una actualidad contundente. Podemos ver en él a la España del s. XX, y por lo que se puede apreciar, también la del s. XXI.

He destacado este fragmento sobre otros ya que la época histórica que nos ha tocado vivir lo hace aún mucho más actual por las circunstancias políticas y sociales vigentes en España. Esa España que afirma amar hasta el último momento y que hoy en día aparenta mostrarse desagradecida y enemiga de su legado. Eso es, al menos, lo que los medios de comunicación y la gente que nos rodea nos hacen querer ver. Los términos Franco y franquismo, hoy en día, se han convertido en un insulto fácil de arrojar contra el adversario político o personal. Se ha dado el caso de que incluso partidos situados a la izquierda y a la derecha del espectro político nacional se han acusado, mutuamente, de tener hábitos franquistas. Su nombre reducido al insulto, ¿a qué hemos llegado, mi General? (Comienza el monólogo)

Pido perdón a todos, como de corazón perdono a cuantos se declararon mis enemigos, sin que yo los tuviera por tales…”

Si perdonaste, y pediste perdón, a todos los que se consideraron tus enemigos, y aclaras que no los tenias como tales, ¿qué se hizo mal? Ellos, hoy a comienzos del s. XXI, y a 35 años de tu muerte, siguen teniéndote como enemigo, como culpable de todos los males actuales de España y como recurso fácil para el insulto y la descalificación personal. ¡Claro!, si es que hoy vivimos en la época gloriosa de la “memoria histórica”, para mayor gloria de Zapatero y de su abuelo, que en Paz descanse.

“Creo y deseo no haber tenido otros que aquellos que lo fueron de España…”

Los enemigos de España hace 70 años son los mismos de hoy en día. Esa es la conclusión a la que podemos llegar a raíz de los acontecimientos vividos. Creías y deseabas, mi General, no tener otros enemigos que los propios de España. Pues estabas en lo cierto. Hoy España, o lo que queda de esa “unidad de destino en lo universal”, está siendo vilipendiada y violada constantemente por los mismos politicastros que en 1936 nos llevaron al desastre civil y a la Cruzada de Liberación posterior. Estos de hoy son los herederos de los que salieron derrotados ayer, y han venido con ganas de revancha y de revisiones históricas, ¡a estas alturas del cuento!; pues sí, parece que en su afán de revisar la historia y de cambiarla no les parará nadie. Esos que quitan tus estatuas y te retiran de los libros de honor de las localidades en las que en un tiempo para atrás se desvivían por agradarte los oídos son los que hace 70 años quemaban iglesias y mataban curas, religiosas y seminaristas al grito de “Si los curas y frailes supieran…”. Está visto, mi General, que las cosas siguen igual. España y los españoles no tenemos remedio. Nosotros mismos nos lo hemos buscado y por ello hoy España sufre y se desangra por los cuatro costados gracias a la disciplina de voto del sistema partitocrático impuesto tras la RUPTURA, y no REFORMA, como nos hicieron querer ver. España, a golpe de urna, y no de espada como antes, se destruye. Las mismas amenazas que se cernían sobre nuestra Patria en 1936 son las mismas que hoy en día vemos. Ya José Antonio Primo de Rivera, Poeta, Capitán de Juventudes y Mártir, nos advirtió en su día: “España ha venido a menos por una triple división. Por la división engendrada por los separatismos locales, por la división engendrada entre los partidos políticos y por la división engendrada por la lucha de clases (...)”. Ese era, y es, el problema de España actualmente. Está visto y claro. ¿Tú no lo dudabas hace 70 años no? Yo hoy tampoco.

“…a la que amo hasta el último momento…”

¿Quién duda de tu amor por España?..., a la que amaste hasta el último aliento de tu vida. Parece que muchos aún no te perdonan que la salvaras de los politicastros y de los idólatras masones que planearon convertirla en un satélite de la Rusia de Stalin. ¿La primera Nación-Estado del mundo con la principal avenida de la capital llamada “Avenida de la URSS”?, ¿a qué habíamos llegado en ese momento? Pues sí, los incultos no te perdonan que les salvaras, a ellos y a las futuras generaciones, de convertirles en pasto del proletariado siberiano. Gracias a la intervención de un grupo de españoles, entre los que te encontrabas tú, y muchos otros, que lucharon para cambiar la historia de ésta gloriosa España, antaño Patria de Conquistadores y Evangelizadores; hoy, podemos disfrutar de los frutos de lo que fue la gesta gloriosa del 18 de Julio. Sí, digámoslo sin vergüenza, ¡para salvar a España!, y punto. Parece que hoy nos da pánico nombrar el sagrado nombre de ESPAÑA. Es verdad, en el vocabulario moderno la denominan con esa insoportable definición de “estepaís”. Vosotros, incultos, ¿cómo osáis?, ¿qué gratitud es esa? ESPAÑA, reducida a ese insultante calificativo. ¿Así despacháis a la primera nación moderna del mundo? Pues si, mi General, a eso hemos llegado. Seguro que muchos, después de tu muerte, vieron ya la que se avecinaba. 33 años después de ese frío 20 de noviembre de 1975, preludio de la noche de los traidores y de los “descamisados”, España es lo que es a la vista. No les faltaba razón a esos a los que les consideraban unos locos…

“…y a la que prometí servir hasta el último aliento de mi vida…”

Igual que amaste a España durante toda tú vida, también cumpliste fielmente ese juramento sellado el 13 de octubre de 1907 en el patio del Alcázar de Toledo:

“¿Juráis a Dios y prometéis al Rey seguir constantemente sus banderas, defenderlas hasta verter la última gota de vuestra sangre y no abandonar al que os estuviere mandando en función de guerra o en preparación para ella?”

Los 382 cadetes respondieron al unísono:

-“¡Si, juramos!”

Tu juramento se mantuvo fiel. España se lo merecía porque la querías y la amabas. Y te consagraste, cuando rondabas los 15/16 años, a servirla hasta el último aliento de tu vida. Te quedaste ligado, desde esa solemne fecha, a la Patria y al Ejército. Y eso hiciste. ¿Cuál fue la España que recibimos las generaciones que no vivimos la Cruzada? Está visto que las generaciones que vivimos la época de “vacas gordas” tendemos a no valorar el esfuerzo que realizaron muchos hace 70 años para que nosotros, hoy en día, estemos disfrutando de éste estatus que nos permite vivir sin preocupaciones. Qué ingenuos somos, ¿no?, te preguntarás muchas veces, mi General. ¡Sí supiéramos la sangre que costó el que hoy, noviembre de 2010, vivamos como lo hacemos! España parece que no reconoce tus impagables servicios prestados durante 39 años. “Mientras Dios me dé fuerzas continuaré al servicio de Españadecías en uno de tus ya típicos mensajes navideños. Y así fue. Esa máxima es similar a la que realizaste ese 13 de octubre de 1907 en el patio de Armas del Alcázar de Toledo. Está visto que no lo olvidaste. Nosotros, las generaciones venideras, parece que sí lo hemos hecho.

“…que ya es próximo.”

Toda vida tiene un principio y un fin. Es de sobra conocido que para aprender a vivir, una de las primeras premisas es saber que te vas a morir. Y tú lo sabías. Y por ello te gastaste y te consumiste para mantenerte fiel a unos ideales, que no podían ser otros que los de DIOS y ESPAÑA. ¿Si no, qué sentido tiene vivir? Mientras escribías este Testamento en tu despacho del Palacio de El Pardo sabías que tu fin en la tierra estaba próximo. Estamos de paso. Pero, también sabias que te podías ir con la tranquilidad de saber que habías cumplido con tu deber y con el juramento consagrado 68 años atrás en la ciudad imperial. Y te fuiste. ¿Qué quedó?... Llegó la hora de los traidores, de los “descamisados”, de los que antaño te servían y te juraban fidelidad, y que, después de tu muerte, se cambiaron al bando de la RUPTURA. La traición estaba servida. ¿Qué tenemos hoy?, una España que no es España. ¿Qué es eso de las autonosuyas?, sí, esa aberración denominada “Estado de las Autonomías”. ¿17 parlamentos distintos?, ¿17 administraciones autonómicas? ¿Queda algo de la “unidad de Destino en lo Universal”? Está visto que no, no mucho. ¿Qué España es ésta?, te preguntarás muchas veces, mi General. Esto, estoy seguro, no era lo que tú querías.

Como te dije más arriba, llegó la hora de los traidores. El cambio de chaqueta, excelentemente retratado en la obra del gran Fernando Vizcaíno Casas De “camisa vieja” a chaqueta nueva (1976), fue una constante en los años siguientes a tu desaparición. De esa clase de personas llegó consagrada la putativa constitución española de 1978 y el nacimiento, desde entonces, de la anti España. Quien siembra vientos, recoge tempestades dice el refrán. Hoy es lo que tenemos, lo que nos hemos ganado. Me viene a la memoria ahora mismo esas palabras dedicadas de José Antonio en el funeral del estudiante del Sindicato Español Universitario, Matías Montero, asesinado por los rojos en 1934, y que decían así: “Que Dios te dé su eterno descanso y a nosotros nos niegue el descanso hasta que sepamos ganar para España la cosecha que siembra tu muerte”. Nosotros, como se puede apreciar hoy en día, no hemos sabido todavía ganar esa cosecha, pero estamos en ello. (Fin del monólogo)

Está visto que a 35 años de la muerte de Francisco Franco poco se conoce aún sobre ese personaje histórico que para algunos miembros de la generación nacida en la época decadente (y que por lo tanto no lo llegamos ni a conocer) nos provoca una cierta fascinación histórica. Quizás debe de ser ese espíritu rebelde e inconformista que nos caracteriza a los que no superamos los 25 años lo que haga que no nos creamos ni tomemos en serio la “versión oficial” de su “biografía”. Sí, esa que nos intentan encasquetar los pseudo-historiadores que la memocracía nos han puesto en bandeja para difamar y calumniar, desde la perspectiva histórica, la figura del anterior Jefe del Estado. Es indignante ver como personajillos resentidos como Santos Juliá, los fallecidos Javier Tussell y Manuel Vázquez Montalbán, el Coronel de Caballería Carlos Blanco Escolá y los archiconocidos “hispanistas” anglo-sajones Ian Gibson y Paul Preston, entre muchos otros que me dejo en el tintero, se dedican a manipular datos, calumniar, e incluso insultar, a Francisco Franco. Claro, son lo pseudo-historiadores y “biógrafos” oficiales de la Ruptura, la decadencia memocrática y la “ley de Memoria Histórica”. Ellos, con sus antibiografías y sus polémicas apariciones en la prensa cuando el tema está de actualidad, difaman y calumnian constantemente su figura, haciendo de la manipulación histórica su negocio en unos tiempos políticamente propicios para ello. Gracias a ellos me empecé a interesar por la figura de Francisco Franco. Mi curiosidad me invitó a investigar sobre su figura al ver lo malo y lo cruel que era. Y así he salido. Ver a Antonio Gala llamar “hijo de puta” a Franco en un programa de televisión, ante la pasividad buenista de los presentadores y ante el aplauso del público, no hace si no que mi interés por su figura se acreciente. No me puedo considerar “franquista” porque no llegué a vivir la época de Franco; y sobretodo porque pienso que el “franquismo”, sin Franco, no existe. Otros pensarán lo contrario, pero yo me mantengo en mis trece. Eso si, por supuesto eso no quita a que sea un español agradecido. Gracias a la Cruzada que él y muchos otros posibilitaron estoy hoy aquí dando por saco a los políticamente correctos y bienpensantes del sistema. Les escandaliza, ¡qué le vamos a hacer…!

viernes, 19 de noviembre de 2010

Esa traición, denominada "transición".



El cambio progresivo que ha sufrido España en los últimos 30 años no es fruto del azar. El sistema nacido del proceso constituyente de 1978 ha provocado que la nación que presumía de ser el bastión de la civilización occidental y la reserva espiritual de la cristiandad ahora es la primera en apostatar de su fe y renegar de toda su identidad. La España de hoy es bastante diferente a la de 1975, y digo ese año porque fue el último del régimen de Francisco Franco. A partir de su muerte todo cambió.
Juan Carlos I sucedió a Franco como estaba previsto en la Ley de Sucesión. Lo que en un principio iba a ser una tímida "reforma" de la estructura del Estado pasó a ser una ruptura en toda regla con todo el sistema político heredado de los tiempos de Franco, y por tanto una ruptura con los principios que inspiraron el resurgir de España el 18 de julio de 1936.
La denominada "Ley para la Reforma Política" de 1977 aprobada por las Cortes generales, en un ejercício suicída heroico, y sometida a votación popular más tarde, fue la llave que permitió la ruptura política con la España de Franco y el nacimiento de una nueva realidad, la que sufrimos hoy en día.
La pregunta del millón básicamente es qué les pasó por la mente a la mayoría de procuradores, que ocupaban sus escaños desde el franquismo, para que se dejasen estafar de esa forma y autorealizarse un "hara-kiri" sin precedentes en la historia universal. Eso pasó y a eso se debe la situación actual.
Por ello, la culpa de lo que pasa hoy en España, lo que sufrimos hoy en día y de lo que tanto nos quejamos, viene de esa traición en toda regla a los principios inspiradores del Movimiento nacional. La mayoría de procuradores que aprobaron la citada ley en 1977 tuvieron que cargar desde entonces en sus espaldas con la traición y el remordimiento de dejar la puerta abierta a los que quieren, desde siempre, destruir España. La llave de España está ahora en manos de los enemigos tradicionales de España, esos que el Caudillo ya nos advirtió en su testamento político:
"No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta."
Y tan alerta... dentro del propio régimen ya surgieron los denominados "reformistas" que no eran otra cosa que los que luego desmantelaron desde su posición privilegiada toda una época de progreso y de orden político. Es cierto que al cerrarse la fría losa de granito de la tumba de Francisco Franco el 23 de noviembre de 1975 se cerró con ella toda una época en la historia de España. Esa España, que costó tantos caídos durante la Cruzada y tanto esfuerzo durante la paz, quedó desmantelada de un plumazo. Hoy tenemos a diario cosechados los frutos de esa traición disfrazada de reforma.

martes, 16 de noviembre de 2010

CARTA A UNA APÁTRIDA ANTIESPAÑOLA MINISTRA DE DEFENSA.





Barcelona 20 de Noviembre de 2009

Sra. Dña, Carmen Chacón

Ministra de Defensa

Señora Chacón:

Cuando el presidente Rodríguez decidió nombrar a la primera mujer de la Historia de España como ministra de Defensa, ya sabe, de ese país que está al sur de Andorra, no actuó de la misma forma que el hoy archimillonario González cuando decidió nombrar al primer civil como Director General de la Guardia Civil: entonces eligió al primero que pasaba por allí, y los resultados ya son historia del choriceo a niveles institucionales. En su caso, el señor Rodríguez decidió nombrar a la primera mujer como ministra de Defensa, no con el criterio de un presidente de verdad, como Sarkozy cuando nombró a una mujer como ministra de Defensa, sino con la clara y decidida intención de culminar la tarea emprendida desde hace tiempo, y a la que él pone la guinda, de convertir al Ejército español en un ectoplasma de muy difícil definición y objetivos. Y para conseguir eso, la eligió a usted, sectaria de segunda fila del PSOE, nacionalista catalana, antimilitarista del clan “¡yo también soy Rufianes”, pero obediente a su amo para quitarle a los militares hasta la última brizna de dignidad.

Le diré que su andadura es como la del caballo o la yegua de Atila. Cada paso que da es, no ya una ofensa a la inteligencia y a la dignidad, sino una deliberada intención de arrancar hasta las raíces los sentimientos, los ideales, la Historia, los recuerdos…que conforman el espíritu de una colectividad humana: la gran familia militar.

La destrucción ordenada, ejecutada y cumplida casi a rajatabla por los disciplinados Mandos, de todo vestigio de la Historia de la España reciente, de la Historia del Ejército, de sus hombres de sus héroes y hasta de sus mártires, se culminará, y antes de que usted deje con un ”¡ahí queda eso!” y se largue a sus labores de telonera política, la tarea encomendada por el peor presidente que ha tenido España desde las segunda glaciación (y posiblemente desde la primera) será llevada con éxito hasta sus últimas consecuencias.

Usted nació cuando yo llevaba ya dos años al mando de una Batería de Costa en Gerona, feliz con mis artilleros, con mi destino, con la vecindad de mis amigos catalanes de aquel pueblecito de la costa, feliz con la España a la que servía y en la que vivíamos… Hoy, que ya es mayorcita, después de pasearse por el mundo acumulando títulos que sorprendentemente no han mejorado en un ápice su parco nivel intelectual, estamos todos inmersos en tiempos de ignominia, y hemos de soportar, porque los Mandos militares lo permiten, que escupa sobre nuestras Hojas de Servicios (y las suyas), sobre nuestros ideales, sentimientos, Historia…, sin que a usted, encantada de haberse conocido, le importe una higa, ardite, rábano o pepino el daño que pueda hacer a tantos españoles.

España es un país extraño, compuesto, según los aires de la Historia, en casi ángeles, hombres, homínidos o androides. Al asistir en Barcelona a la misa por Franco y José Antonio en este último 20 de noviembre, he comprobado el espectacular éxito de la apisonadora zapatera. Un par de centenares mal contados oímos misa en la Iglesia de la Merced, aquella que destruyeron los suyos en julio de 1936 y que se reconstruyó muy poco después de acabada la guerra, habiéndose reinstalado la Virgen Patrona de Cataluña que había sido derribada de la cúpula de la iglesia. Hoy, los homínidos y los androides campan por sus respetos encaramados en el poder, pero a todo cerdo le llega su San Martín que, pese a las imposiciones por aquello de la igualdad de género, lo dejamos así, sólo en cerdo.

No puede España soportar por mucho más tiempo a tanta piraña. A lo largo de la Historia, ha salido de situaciones que parecían de muerte por enfermedad o por suicidio, incluso cuando el enemigo estaba dentro; sin embargo, observamos que el actual horizonte, con tanto cobardía instalada en las instituciones, incluida la que usted manipula a su antojo, nos hace temer que, por nuestros propios pecados, estamos abandonados de la mano de Dios y que ya empezamos a rozar el fin de nuestra Historia.

Mientras se hace fotos con los soldados que se divierten haciendo el ganso como si la fotografiada fuera una cabaretera de visita al regimiento; mientras hace la inútil sideral en temas como el “Alakrana”, ya sabe, el pesquero sin bandera; mientras se saca leyes del flequillo para encabronar la Carrera Militar, usted aun tiene tiempo para empujar al Mando sumiso para que destruya hoy una vidriera, al día siguiente un escudo de España que las ratas aborrecen, otro día arrasarán una Cruz, una lápida que recuerde a mártires que fabricaron los suyos, o algún cementerio que molesta…; se cambiarán los libros, las enciclopedias, y en las escuelas, además de enseñar a masturbarse a los niños, ejercicio de indudable sabor progresista, se les envenenará con mentiras sus pobres cerebros… Y al final conseguirán que crezcan raros androides con un apocalíptico número de identificación en la frente. El objetivo organizado en la Gran Tenida se ha cumplido.

Usted no leerá esta carta, pero puede tener la completa seguridad de que va a correr por Internet como lo que en esta tierra llaman “correcamas”, que a amucha pezuña política va a chamuscar. Y no me lance a los jueces por culpa de esta carta, porque ya sabe que al rey, a la Bandera o al Himno Nacional se les puede insultar por aquello de la sacrosanta libertad de expresión, y yo no la insulto, sólo valoro su siniestro paso por encima del cadáver de España. En todo caso, si tiene ese capricho, hable con ese amiguete que entiende de soluciones finales tipo “Paracuellos”.

Sólo me queda, para despedirme, no mandarla al infierno como me lo pide el cuerpo, porque tratándose de una mujer (ya sabe, la educación “franquista”, etc, etc…) me lo impide, sencillamente la mandaré a hacer compañía a Moratinos en el Limbo, lugar que se cerró hace tiempo pero que por obvias razones tuvo que abrirse para instalar a esa lumbrera apagada de la presunta diplomacia.

Jesús Flores Thies

Coronel de Artillería-retirado

lunes, 8 de noviembre de 2010

De los catalanes siempre seréis Princesa, de los españoles Estrella de Oriente.





VIROLAI (himno dedicado a Nuestra Señora de Montserrat, patrona de Cataluña)
Catalán y Castellano, se canta en catalán

Rosa d’abril, Morena de la serra,
de Montserrat estel,
il· lumineu la catalana terra,
guieu-nos cap al Cel.

Rosa de abril, Morena de la sierra,
de Montserrat lucero,
iluminad la catalana tierra,
guiadnos hacia el Cielo.

Amb serra d’or els angelets serraren
eixos turons per fer-vos un palau;
Reina del Cel que els Serafins baixaren,
deu-nos abric dincs vostre mantell blau.

Con sierra de oro los angelitos serraron
esas colinas para haceros un palacio;
Reina del Cielo que los Serafines bajaron,
danos abrigo en vuestro manto azul.

Alba naixent d’estrelles coronada,
Ciutat de Déu que somnià David,
a vostres peus la lluna s’és posada,
el sol sos raigs vos dóna per vestit.

Alba naciente de estrellas coronada,
Ciudad de Dios que soñó David,
en vuestros pies la luna pone,
El sol sus rayos os da por vestido.

Dels catalans sempre sereu Princesa,
dels espanyols Estrella d’Orient,
sigueu pels bons pilar de fortalesa,
pels pecadors el port de salvament.

De los catalanes siempre seréis Princesa,
de los españoles Estrella de Oriente,
sed para los buenos pilar de fortaleza,
para los pecadores puerto de salvamento.

Doneu consol a qui la pàtria enyora,
sens veure mai els cims de Montserrat;
en terra i mar oïu a qui us implora,
torneu a Déu els cors que l’han deixat.

Dad consuelo ha quien la patria añora,
sin ver jamás las cimas de Montserrat;
en tierra y mar oíd a quien os implora,
devolved a Dios los corazones que lo han dejado.

Mística Font de l’aigua de la vida,
rageu del Cel al cor de mon país;
dons i virtuts deixeu-li per florida;
feu-ne, si us plau, el vostre paradís.

Mística Fuente del agua de la vida,
manad del Cielo al corazón de mi país;
dones y virtudes dejadle por florida;
haced, por favor, vuestro paraíso.

Ditxosos ulls, Maria, els que us vegin!
ditxós el cor que s’obri a vostra llum!
Roser del Cel, que els serafins voltegen,
a ma oració doneu vostre perfum.

¡Dichosos ojos, Maria, los que os vean!
¡dichoso el corazón que se abre a vuestra luz!
Rosal del Cielo, que los serafines recorren,
a mi oración dad vuestro perfume.

Cedre gentil, del Líbano corona,
Arbre d’encens, Palmera de Sion,
el fruit sagrat que vostre amor ens dóna
és Jesucrist, el Redemptor del món.

Cedro gentil, del Líbano corona,
Árbol de incienso, Palmera de Sion,
el fruto sagrado que vuestro amor nos da
es Jesucristo, el Redentor del mundo.

Amb vostre nom comença nostra història
i és Montserrat el nostre Sinaí:
sien per tots l’escala de la glòria
eixos penyals coberts de romaní.

Con vuestro nombre empieza nuestra historia
y es Montserrat nuestro Sinaí:
siendo para todos la escalera de la gloria
esos peñones cubiertos de romero.

Rosa d’abril, Morena de la serra,
de Montserrat estel:
il· lumineu la catalana terra,
guieu-nos cap al Cel.

Rosa de abril, Morena de la sierra,
de Montserrat lucero:
iluminad la catalana tierra,
guiadnos hacia el Cielo."

Letra : Mossen Jacinto Verdaguer
Música: Josep Rodoreda, profesor solfeo Conservatorio del Liceo-Barcelona 1875-1883

Palabra de Papa.




"En España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta. Y ese enfrentamiento, disputa, entre fe y modernidad ocurre también hoy de manera muy vivaz"


jueves, 4 de noviembre de 2010

La Cruz de la Victoria.






La Cruz de la Victoria, emblema heráldico del Principado de Asturias, es uno de los símbolos más conocidos de la gloriosa historia de España a la que constantemente apelamos aquí. "Asturias es España y lo demás tierra conquistada"... una frase que hace referencia a la Reconquista y que tiene mucha razón si la estudiamos en profundidad. Si tenemos que buscar un lugar de nacimiento a España es sin duda alguna las grutas de Covadonga. Fue allí, en el 722, cuando el rey de Asturias, don Pelayo, resistió el asedio de las tropas mahometanas de Muzuna y donde dio comienzo a la Reconquista de la península ibérica, empresa culminada en 1492 por los Reyes Católicos con la Toma de Granada. La "restauración de España", como dice el epitafio del don Pelayo en la misma gruta, se inició allí.

La tradición alega que antes de la batalla de Covadonga se le apareció en el cielo al rey Astur una cruz roja brillante. Existen varias teorías acerca de como apareció la cruz en escena pero una de ellas habla de un ermitaño que entregó en mano a don Pelayo una cruz de roble diciéndole: "He aquí la señal de la victoria". Como digo, existen varias versiones sobre el hecho en sí pero lo que sí que está constatado es que don Pelayo combatió con una cruz como estandarte contra los moros.



Pues bien, siglos después de esa gesta, y después de otra gesta (la Cruzada de Liberación), Franco devolvió restaurada la Cruz de la Victoria, que sufrió algún daño relevante durante la sublevación del PSOE y de los comunistas contra la República y el gobierno legalmente constituido en Asturias. En esa escaramuza los rojos dinamitaron la catedral de Oviedo y la Cruz, que estaba custodiada allí, sufrió daños constatados que obligaron a que fuese restaurada. En 1942 Franco devolvió la Cruz a la Catedral de Oviedo restaurada y lista para ser venerada por todos los que por allí peregrinasen.



La Cruz es un símbolo en sí de salvación, en particular para nuestra Patria. España nació con ella como estandarte en el 722 y más de mil años después se "restauró" otra vez con la victoria del bando nacional en 1939 y con ella, otra vez, como guia para los valientes que dieron un paso al frente en 1936. Un punto de no retorno que dio sus frutos.


lunes, 1 de noviembre de 2010

La cuna de España.



"AQVI YACE EL SEÑOR REY DON PELAIO, ELLETO EL AÑO DE 716 QUE EN ESTA MILAGROSA CUEBA COMENZO LA RESTAVRACION DE ESPAÑA BENCIDOS LOS MOROS; FALLECIO AÑO 737 Y ACOMPAÑA SS M/gEr Y ErMANA"