Homilia de la Solemnidad de Cristo Rey en el Valle de los Caídos (20 de noviembre de 2011)
P. D. Anselmo Álvarez
La Iglesia celebra hoy en toda la cristiandad, y para la generalidad de los hombres, la fiesta de Jesucristo Rey del Universo. En este día la Iglesia reitera cada año la proclamación de que Jesús, por designio del Padre y por exigencia de su propia naturaleza divina, es Señor de la historia, de la sociedad y de los corazones humanos. Porque ellos son obra de Dios; porque de Él reciben su ser, su destino y su ley; porque esta humanidad ha sido recreada y salvada por Cristo gracias a Su muerte y resurrección, y finalmente porque Él será el “Juez de vivos y muertos”, como le podéis contemplar en la figura sedente y mayestática de la cúpula.
Yo os invito hoy a todos vosotros, entre los que os encontráis los que habéis venido a uniros en una oración común por las almas de Francisco Franco y José Antonio, en el aniversario de su muerte, a que reconozcáis, con la palabra y con la vida, al que es Señor de los señores, el origen y fundamento del orden humano, sobre el que descansa la justicia y rectitud del mismo. Él es Cristo Rey. Un título especialmente querido por muchos de vosotros y que tiene todas las resonancias que seguís recordando. Pero en ese título se compendian muchos otros de los rasgos que conforman la figura de Cristo como piedra angular de toda construcción humana. Él es Cabeza de la humanidad, cimiento y cumbre de la historia y del mundo, del pasado y del futuro; clave de bóveda y centro en el que convergen todas las direcciones humanas. “Nadie puede poner otro fundamento” distinto al que ha sido establecido (1 Cor 3, 11), y cuando se intenta sólo erigimos estatuas con pies de barro, como todas las que hemos levantado hasta ahora a la gloria del hombre, o del Estado, o del orgullo y el poder que aspiran a suplantar a Dios.
Desde hace mucho tiempo venimos intentando abolir o falsear el reinado de Cristo, pero eso sólo conduce a su sustitución por la hegemonía del Príncipe y de los príncipes de este mundo, que en el lenguaje de la Escritura representan el poder de las tinieblas y del mal. Algo de lo que los hombres de nuestro tiempo tenemos una experiencia directa. “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (…), proclamaron los apóstoles ante esos poderes del mundo. Y nosotros hemos aprendido de nuestra historia que es mejor pertenecer al reino de Dios, cuyas leyes son sabiduría y prudencia, y en el cual los hombres constituimos “una raza elegida, un pueblo de reyes y sacerdotes” (Hch 5, 29), en lugar de quedar reducidos a una masa de la que sólo se espera el tributo de sus votos y de sus impuestos. El de Cristo es el reino del espíritu, de la libertad en la verdad, de la reconciliación y la unidad, de la justicia y del amor.
“Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mt 28, 18), afirmó Jesús momentos antes de ascender a los cielos. Un poder y un reino que no son como los de este mundo, según Él mismo declaró, pero que sí obedecen al propósito de que “todo tenga a Cristo por Cabeza” (Ef 1, 10)), a fin de que todas las cosas y toda la humanidad caminen al unísono con quien es el Guía y conductor de su propia creación.
En ello está la garantía de nuestra sabiduría en las decisiones que conciernen a los asuntos humanos. Y en ello está también la condición de la unidad y de la paz de los hombres y los pueblos entre sí: en el reconocimiento de un solo Dios y Padre cuyo autoridad y señorío abarca a toda la familia de los hombres, y cuyo amor está llamado a regir el recto orden de las relaciones humanas. Un amor exigente e insobornable que funda la dignidad y la justicia, la libertad y la paz de la sociedad. Así se construye el Reino de Dios y en él la sociedad de los hombres.
Pero entenderlo así requerirá un giro decisivo en la conciencia de todos, una especie de nuevo nacimiento como el que Jesús propone en el Evangelio: “si no naces de nuevo no podrás acceder al reino de Dios” (Jn 3, 3).Todos estamos de acuerdo en que es necesaria una resurrección de nuestro pueblo, para lo que es imprescindible que renovemos nuestro viejo tronco con la savia que lo ha fortalecido durante tantos siglos.
España será otra vez ella misma cuando ‘vuelva a nacer’, cuando reconozca el camino de retorno a la Casa del Padre y sepa de nuevo dar a Dios lo que es de Dios, y en Él encuentre la inspiración y la fuerza para reconducir sus caminos de acuerdo con su Ley. Una España que no siga empeñada en desconocerse, en alterar los datos sustanciales de su historia y de su entidad como nación.
Es una condición inscrita en las entrañas de la historia: lo que no tiene el impulso y el destino de Dios camina a la nada. Decía Benedicto XVI, en una alocución reciente: “Dios-Amor lleva en sí una esperanza invencible que permite al creyente atravesar con una lámpara de luz la noche de la muerte… Si quitamos a Dios, si quitamos a Cristo, el mundo cae en el vacío y en la oscuridad”.
Lo cual es extensible a una de las urgencias que siguen pendientes entre nosotros, como es el logro de una reconciliación completa y definitiva de nuestra sociedad. No hay paz donde no hay lugar para quien es “Padre y Príncipe de la Paz”, como los profetas llamaron a Cristo, de quien en el Nuevo Testamento se afirma que fue enviado para “traer la noticia de la paz; paz a los de lejos y a los de cerca” (Ef 2, 11).
Esta es la causa a la que sirve esta institución del Valle. En él se ha escrito una invocación a la Unidad, la Paz y la Reconciliación, escrita en las piedras que componen los únicos símbolos auténticos del Valle: la Cruz, esta Basílica que podríamos denominar Basílica de la Paz, y el Monasterio donde se ora permanentemente por la concordia y la prosperidad, la unidad y la fe de los españoles. Que desde este Valle de la Cruz y desde esta Basílica de la Paz descienda sobre toda España la bendición de Aquel cuyo “nombre eterno es “Paz en la Justicia, Gloria en la Piedad” (Ba 5, 4). Que Dios ilumine también vuestra elección en el día de hoy.
NOTA DE PRENSA DE LA ASOCIACIÓN PARA LA DEFENSA DEL VALLE DE LOS CAÍDOS
http://www.elvalledeloscaidos.es/portal/
La Asociación Para la Defensa del Valle de los Caídos, en relación al dictamen de la mal llamada comisión de expertos, hecho público hoy en rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa , quiere manifestar lo siguiente:
1.- Esta comisión, desde su origen, y máxime tras las recientes elecciones generales, carece de objetividad para la emisión de dictamen alguno porque no reúne las condiciones de objetividad e imparcialidad que la Ley y la Constitución exigen.
2.- El dictamen es contrario a derecho tanto en el fondo como en la forma en que se ha producido, basta tener en cuenta que el Ministro de la Presidencia, Sr. Jáuregui, anticipó las conclusiones de la comisión hace meses en un programa de la Sexta TV.
3.- Los miembros de la citada comisión, y cuantos hayan intervenido en sus deliberaciones, rendirán cuentas ante la Justicia, tanto de dichas conclusiones como de la forma en que se han producido en función de su participación.
4.- Esta asociación reitera que los restos del anterior Jefe del Estado Español, van a descansar en Paz en el Valle de los Caídos de la misma forma en que están descansando los de Azaña o Negrín en sus correspondientes lugares.
5.- Este dictamen sólo responde al capricho del Gobierno en funciones que trabaja para producir de nuevo odio y enfrentamiento entre la población civil por temas ya superados.
6.- Cómo esta Asociación ya advirtió desde el principio, ahora se ven claras las verdaderas intenciones del Gobierno desde el primer día de cierre del Valle de los Caídos.
7.- Por último poner de manifiesto con toda claridad que el Valle de los Caídos en su grandeza monumental, cultural, religiosa e histórico artística, es un lugar de Paz y reflexión y en consecuencia de Reconciliación, y esta asociación no va a consentir la desnaturalización de este carácter.
Madrid, 29 de noviembre de 2011.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
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Querido Fernando:
ResponderEliminarTú tienes una cierta relación con Franco. Yo ninguna. Seguramente tu no lo ves igual que yo. Para mí fue un dictador. Con sus matices, porque había más libertad al final del régimen que en un principio. Pero una dictadura, al fin y al cabo.
Se hicieron cosas buenas. No hay más que ver cómo se vivía en España en 1975. Es curioso que los dictadores fascistas gestionen bien la economía. Mira el carnicero Pinochet en Chile, país en que nací. El milagro económico de Chile se debe a él en gran medida. Yo hubiera querido que ambos hicieran cosas buenas pero en libertad. Pero en fin: así fue la historia.
Así fue y es una memez estéril querer cambiar el pasado. Es tonto cuando lloramos 6 meses por una novia que no nos quiere. Y es igual de tonto seguir haciéndolo 2 años después. Es tonto cuando lo hace el individuo y es tonto cuando lo hace una nación. Lo lógico e inteligente es mirar hacia adelante y ya está. Del pasado hay que aprender e intentar no repetir errores. Punto. El resto es bobería. Si Franco fue un cabrón, más cabrón fue Fernando VII, que fue un auténtico hijo de la gran puta. La diferencia es que ya nadie sabe quién leches fue Fernando VII. Si alguien se declara en contra de Fernando VII, consideras que vale, que no sabes a qué viene, pero que se puede ser anti-Fernando VII, como se puede ser vegetariano o del Betis. Allá cada cual.
¿Pero de qué sirve odiar el pasado? Odiar el pasado es tan inútil, como odiar a tu padre. Odiarás a tu padre, pero siempre será tu padre. Es tan absurdo como enfadarte porque la lluvia moje, porque nos hagamos viejos o porque la leche se salga del cazo. Franco mandó y se murió. Julio César mando y se murió. Napoleón mandó y se murió. Los tres hicieron auténticas perrerías.
O el pequeño cabrón Napoleón que tiene un precioso mausoleo en París y del que se publican decenas de libros en francés todos los años. Por no hablar de las biografías que se publican de Julio César o de Alejandro Magno que de demócratas tenían bastante poco. Alejandro Magno llenó de crucifixiones kilómetros de playa cuando el sitio de Tiro le salió mal. Eso no se mostró en la azucarada película que le hizo Oliver Stone. Pues vale.
Franco ya se murió. En España hay libertad. Con todo lo mal que nos pueda caer el presidente Zapatero, no es un dictador. La prueba es que se ha ido. Lo hemos echado. Y con votos. No entiendo a los confusos asamblearios del 15m que no se alegran de que haya elecciones. Como si no fuera un acto poderosa y hermosamente revolucionario ir a depositar una hojita de papel un lindo domingo soleado, por la mañana. Con todo lo mal que nos parezca lo que votan otros, es delicioso que con un voto se consiga lo que antes se hacía con una guillotina.
Ahora quieren dinamitar el Valle de los Caídos. Espero que luego sigan con la pirámide de Kefrén y con la esfinge de Gizeh, en honor a los miles de esclavos muertos en su construcción. Luego que dinamiten el acueducto de Segovia, por la ausencia de contratos con cláusulas de riesgos laborales en quienes lo construyeron. Más tarde dinamitamos los preciosos restos romanos de Arles, en honor al millón de galos muertos en las conquistas de Julio César. Y luego un par de cartuchos en la mezquita de Córdoba, por los cristianos muertos durante siglos. Ah, y todas la catedrales de España por los miles de obreros que debieron de morir mientras las erigían.
Y todos los restos de naciones que hayan conquistado y arrasado otras a lo largo de la historia. O sea, todas. ¿Te imaginas a los ingleses renegando de su pasado sajón, normando, romano y celta? Adoran al cabrón de Oliver Cromwell, que era un tirano. E Inglaterra está llena de estatuas suyas. Es su historia. Punto. Ya sabemos que fue un cabrón. Pero le cortó la cabeza a un rey tonto y seguramente empezamos a ser libres desde aquel día. Es su historia.
Creo que fue Felipe González quien dijo que, si tantas ganas tenían de derribar a Franco del caballo, tenían que haberlo hecho mientras estaba vivo. Ahí sí que habría tenido mérito.
Un abrazo.
Ahí le has dado Juan de Oyarzun,cada uno puede tener la idea que quiera sobre Francisco Franco y la época que representa en la historia de España,pero lo que no se puede permitir bajo ningún concepto es que se trate de ganar una guerra 70 años después manipulando la historia, violando la ley, intentos de profanar tumbas... y lo que es peor, que muchos de los hijos de los funcionarios del antiguo régimen son los que ahora quieren derribar a Franco de su caballo...Felipe González ha mostrado desde siempre tener más luces que la panda de ineptos que nos ha estado "gobernando" durante años... no tienen merito alguno...
ResponderEliminarPor cierto, espero verte pronto por casa!!!