viernes, 17 de diciembre de 2010

El Pardo resiste aún.



Hace unas semanas se decía que las dependencias privadas del General Francisco Franco en el Palacio de El Pardo habían sido (o iban a ser) desmanteladas por los mercenarios de Rubalcaba de "Patrimonio Nacional". Pues bien, a día de hoy, 17 de diciembre de 2010, las cosas siguen igual que siempre.
Hoy he tenido el placer, sí, no me equivoco de palabra, EL PLACER, de visitar la antigua residencia del anterior Jefe de Estado durante 35 años con el miedo de encontrarme con una chapuza como las que nos tienen acostumbrados estos iconoclastas marxistas y, sin embargo, la sorpresa de que todo está igual, que no han metido mano aún, ha sido una gran alegría. Por eso hablo de "placer" tal cual.
Mi alegría iba in crescendo por cada sala que iba pasando. La guía oficial de Patrimonio Nacional explicaba sin omitir a Franco, una referencia obligada en cada explicación de las habitaciones por las que iba pasando. Su marca histórica y 35 años de vida privada entre esas paredes pesan mucho a pesar de los resentidos de siempre. Cada dependencia por la que pasabamos desmantelaba mis temores. El comedor del palacio, que acogía los Consejos de Ministros durante el franquismo, seguía igual. Después el despacho oficial de Franco, con su referencia obligada por parte de la guía de Patrimonio. Y para acabar el "área privada" del palacio, y que sirvió de vivienda de la familia Franco durante los 35 años que pasaron en El Pardo: la habitación privada del matrimonio Franco, el oratorio donde se celebraba misa diaria, el cuarto de baño, el comedor de diario (donde hoy almorzan los jefes de estado que se hospedan allí) y el vestidor, que acoge hoy reproducciones de los uniformes oficiales y condecoraciones de Franco, además de un viejo televisor, una radio y un tocadiscos.
La visita en general ha sido una gran sorpresa para bien. No me esperaba la verdad que aún se pudiese apreciar todo aquello que hace sólo unos días decían que habían desmantelado y guardado en un almacén.
Aunque parezca que sí, no estoy cantando victoria. El gobierno quiere hacer daño y lo seguirá haciendo, igual que lo han hecho con el Valle de los Caídos, el museo del Ejército, el Alcazar de Toledo... y un largo etcétera, pues también pueden hacerlo perfectamente con el Palacio de El Pardo, y seguramente acabará cayendo en el expolio de la farsa histórica.

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